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Ivana tiene 27 años, estuvo al borde de la muerte pero una cirugía pionera en el Hospital El Cruce le salvó la vida

Entre la vida y la muerte. Así puede definirse el caso de Ivana Moreno, una estudiante de Seguridad e Higiene de 27 años, que acaba de volver a nacer gracias al desempeño y rapidez de acción de todo un equipo médico del Hospital El Cruce de Florencio Varela, que realizó de urgencia una cirugía pionera en la Argentina, logrando con éxito tratar una ruptura de un aneurisma, un cuadro muy complicado que implica una mortalidad del 90% en las primeras horas de producida y del 100% en menos de 48 horas.

La joven, que desde los 12 años es portadora de un raro síndrome genético, denominado Loeys Dietz (una alteración de un gen mutado del tejido conectivo que produce debilidad en todos los del cuerpo y, en particular, en la arteria aorta que sufre dilataciones en todo su recorrido), comenzó a sentirse mal.

La aorta es la arteria más grande del cuerpo, nace del corazón y recorre el tórax y el abdomen. De ella, además nacen todas las arterias del cuerpo.  En este caso la paciente padecía una grave dilatación aórtica que involucraba el tórax y el abdomen a esto se lo denomina aneurismas toracabdominales.

La joven de 27 años llegó en avión sanitario, en estado desesperante al hospital de Florencio Varela, derivada del hospital Pirovano de Tres Arroyos de donde es oriunda. El vuelo sanitario partió del aeródromo de Benito Juárez.

La ruptura de un aneurisma de estas características reviste una mortalidad del 90% en las primeras horas de producida y de 100% en menos de 48 horas.

Al ingresar al nosocomio, se le realizó una nueva tomografía de tórax y abdomen, un ecocardiograma, se le pasó sangre y se controló la frecuencia cardiaca con una medicación endovenosa, mientras se la preparaba para entrar a quirófano. 

El Dr. Marcelo Nahin, jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular del HEC explicó “la joven llegó con una dilatación aneurismática rota de casi nueve centímetros de diámetro y muy extensa en longitud ya que involucraba toda la aorta abdominal, cuyo nombre científico es aneurisma toracoabdominal tipo IV”.

La cirugía de Ivana duró más de seis horas. Su madre Carina con lágrimas en los ojos nos dijo “los médicos me explicaron la gravedad de lo que le estaba pasando a mi hija, pero siempre tuve fe en Dios y en el equipo del hospital. Al cual le agradezco de haberme devuelto a mi hija”. Hoy la paciente se va de alta.

Encabezó el equipo quirúrgico el Dr. Marcelo Nahin quien comentó “para poder resolver la difícil situación que nos planteó el caso tuvimos que hacer una cirugía excepcional que se realiza en pocas ocasiones. Supuso un reto muy importante para cirujanos, anestesistas, técnicos, enfermeros y médicos de la recuperación cardiovascular que la cuidaron en el postoperatorio. También fue fundamental el uso de una maquina especial, manejada por un técnico especialista en hemoterapia, denominada ‘recuperador sanguíneo’ que nos permitió aspirar sangre y re infundir inmediatamente los glóbulos rojos”.

El profesional explicó en qué consistió la operación “el desafío de esta cirugía era que dé la cara anterior de la aorta abdominal, nacen todas las ramas viscerales y de sus caras laterales las arterias renales. Todas estas ramas se tienen que reimplantar en la prótesis tubular que va a reemplazar la aorta rota. El nombre técnico de la cirugía es reemplazo total de la aorta abdominal con reimplante de ramas viscerales. La alta complejidad de esta cirugía se multiplica al infinito al realizarla con la aorta estallada”.

Según el Dr. Nahin “no encontramos bibliografía nacional, que indique que esta cirugía se haya realizado en un paciente con la aorta rota”.

El equipo quirúrgico estuvo integrado por los cirujanos Marcelo Nahin, Eduardo Molinari y José Palizas; el anestesiólogo Daniel Hermoso; las instrumentadoras Karina Morando y Néstor Toloza y el técnico de hemoterapia Luis Pintini.

Y la recuperación cardiovascular de la paciente estuvo a cargo de Sandra Defelitto, Patricia Etcheverry y Natalia Riga.

Poder contar esta historia fue posible gracias a todos los y las integrantes del equipo de salud del HEC.

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chama